A ver,
segundo intento; venga, que hoy es el día
Probemos esta
vez con la cuaderna vía,
digna estrofa
del santo Mester de Clerecía.
Decíamos
entonces… ¡Nada, que no hay tutía!
¿Se dejará la
lira?
Digo la que
de Italia trajo Garcilaso
Y no la de la
pira
en que, por
su parnaso,
el loco a los
romanos dejó al raso.
Ahí va una
seguidilla,
Estrofa
humilde,
que el gran
Miguel me pilla
mostrenco y
triste
Qué pesadilla
lloro cual la
cebolla, esto es horrible.
Una décima es
la quinta
o espinela
que la llaman;
Diez versos
que se declaman
o bien se
escriben con tinta
en una
estrofa sucinta
y es que,
aunque de arte mayor
y apta a
canciones de amor
en manos de
Juan de Mena,
al hacerla
yo, da pena
¡cállate ya,
por favor!
Lo siento,
chicos, hoy ya estoy cansado
No saco más
que un triste pareado
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