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viernes, 11 de septiembre de 2015

¿Para qué ir a votar?



Lo siento, no voy a hablar de Cataluña. Ni de los refugiados. Mi primera entrada sobre política va a ser sobre un tema más básico. Muy probablemente, las generales de diciembre de 2015 sean las últimas elecciones generales en las que haya que ir a votar

Y es que, en una España en la que hay más líneas de móvil que habitantes y en que más del 80 por ciento de la población tiene conexión a internet, en el que el DNI es electrónico y los impuestos se pagan desde casa, la pregunta es por qué seguimos teniendo que ir a depositar una papeleta en una urna, cuando podemos votar cómodamente desde casa, lo cual sería más barato e incrementaría la participación y, por tanto, la representatividad y legitimidad de los resultados. Democracia directa es más democracia.


Estonia celebra sus elecciones generales por voto telemático desde 2007, y países tan cercanos y modélicos como el Reino Unido, Suiza o Estados Unidos han utilizado y utilizan este sistema, que ya no ofrece dudas en cuanto a su seguridad y fiabilidad. Incluso los españoles inscritos en el censode residentes ausentes (CERA) tienen garantizado su derecho a votar telemáticamente

Es decir, existen los medios y la experiencia está probada con éxito. Entonces ¿Por qué en España ni siquiera se plantea el debate?

La respuesta no es difícil. Cada vez que hay elecciones, nos llegan a casa las papeletas de los principales partidos, por supuesto a cargo del presupuesto, es decir, del bolsillo de todos. No vaya a ser que nos tomemos la molestia de leer otros programas, buscar otras papeletas, en definitiva, ejercer nuestro derecho a elegir, que es de lo que al fin y al cabo van unas elecciones.

La principal razón es, por tanto, el control. Estamos tan habituados a oir hablar a los periodistas de que tal partido le quita votos a tal otro, que no nos paramos a pensar ; aceptamos con naturalidad que los partidos patrimonialicen nuestro voto, nuestra decisión, y lo consideren propio. Consideramos nuestra filiación política como parte de nuestra identidad; votar a otro partido es como cambiar de equipo de fútbol, una traición. Lo perdonamos todo, vamos en piloto automático. No nos diferenciamos mucho de los votantes del XIX, que votaban al cacique porque era "lo natural". Pero lo nuestro tiene más delito, porque tenemos una educación pública y gratuita. Como denuncia Pérez Reverte somos cultos, y tenemos lo que nos merecemos.

 En cada uno de los últimos años, incluidos los de la crisis, los partidos políticos se repartieron más de 50 millones de euros por año para gastos de funcionamiento interno, más aproximadamente otros 30 millones de euros para sufragar gastos electorales.  De ellos, la mitad fueron al PP, algo más de un tercio al PSOE, y el resto se repartió entre las demás formaciones. Lo cual no impide que todos ellos estén inmensamente endeudados (incluso con el trato de favor que les da el sistema financiero), ni que el Tribunal de Cuentas haya detectado irregularidades o financiación ilegal en todos ellos (con la digna excepción de UPyD, pero ya hemos visto cómo les ha ido al posicionarse voluntariamente fuera del sistema.

Según la Constitución, "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política" (art. 6 CE). De ahí que se justifique su financiación con cargo al erario público. Pero es que la Constitución es de 1978, y en esa época no había internet.

Es legítimo preguntarse hasta qué punto los partidos siguen siendo "instrumento fundamental" de la participación política. Máxime cuando, en 30 años de democracia, los dos principales partidos se han convertido en auténticas empresas para conseguir el poder y gestionar el presupuesto en beneficio propio, convirtiéndose en la famosa "casta". Son campeones del nepotismo y la corrupción en todas sus variantes; han comprado los principales medios de comunicación y están perfectamente imbricados en el sistema financiero, en especial las eléctricas, que les aseguran retiros dorados. Han desvirtuado los mecanismos de control y politizado la justicia, dando al traste con el sistema de "frenos y contrapesos" que supone la separación de poderes, fundamento de la democracia. Por lo demás, viven de espaldas a los ciudadanos, a los que solo quieren para que, cada cuatro años, legitimen nuevamente su latrocinio institucionalizado. Y lo peor es que lo hacemos, ciega y sistemáticamente.

Hoy día es legítimo decir que los partidos políticos han secuestrado la democracia, y que se han convertido, al menos los mayoritarios, en auténticas organizaciones criminales.

Pero es que, además, como intermediarios que permiten al ciudadano ejercer la participación política, actualmente están obsoletos, son inútiles. Los necesitamos tanto como necesitamos a las discográficas para escuchar la música que nos gusta. Hoy podemos tener línea directa para elegir y controlar al gobierno, sin intermediarios profesionales que se blinden frente a sus electores.

Si un político quiere mi voto, que me enseñe sus credenciales, su programa y su equipo. Que me dé sus Curriculum Vitae. Que especifique qué pretende hacer con mi voto, medidas concretas. Y que se comprometa firmando ese programa a cuatro años como un contrato ante notario, con una memoria económica, que permita verificar su puesta en práctica. Que no me venda humo ni me pretenda manejar con demagogias. Porque ya no tienen el poder. Las discográficas cayeron. Los partidos, es previsible que opongan aún mayor resistencia, porque hacen las leyes, pero acabarán cayendo. Ineluctablemente. Por mi parte, cuanto antes, mejor.

2 comentarios:

  1. No sé si habrá alguna razón oculta para que no esté implantado el voto electrónico en España (no conozco otros países. Dices que Estonia lo tiene implantado, y EEUU, Inglaterra y Suiza también lo utilizan… No sé hasta qué punto es generalizado o solo como sistema que se está probando…). Pero a España la veo todavía atrasada respecto a los usos telemáticos (da grima ver como en los peajes de las autopistas siempre está libre el carril de pago por tarjeta y la gente hace cola en el pago en metálico. O hay mucho dinero B o la gente es cateta por no usar tarjetas). En la administración…, se dan pasos… (se crean las “sedes electrónicas” en las páginas de los ministerios para resolver trámites, cosa que ya es algo…), pero el salto al voto electrónico no es cosa que se plantee ningún partido (has puesto como base la utilización del DNI electrónico. Pues solo yo conozco a una persona que utiliza el DNI de forma telemática de entre los que tienen el DNI moderno: yo). Veo en mi trabajo que la gente se “anima” a crearse un certificado de la FNMT… en el mes de mayo para lo de Hacienda (IRPF)…, y eso los más “echaos pa lante”.

    Pero…., eso sí, aunque los españoles sean cazurros telemática e informáticamente hablando, sí podrían habilitar la posibilidad del voto electrónico a los que sí tuviéramos el DNI electrónico o algún certificado aceptado por el Estado. Aunque votásemos cuatro gatos. Pero, será porque seríamos cuatro gatos por lo que ni se plantean hacerlo.

    Dices: “Hoy día es legítimo decir que los partidos políticos han secuestrado la democracia, y que se han convertido, al menos los mayoritarios, en auténticas organizaciones criminales.”
    Y….. sí…, parece que los partidos políticos han secuestrado…. Y los secuestrados están muy a gusto siendo secuestrados. No hace falta hacer pucherazos en las elecciones para que el borreguismo patrio vote siempre a los de siempre. Ya sea un corrupto y penoso PSOE, un traidor PP o los supercorruptos y clientelistas nacionalistas (con mucho, peores que los partidos nacionales). Tras los casos de corrupción que tantas mareas y manifestaciones se montaron en Madrid en esta legislatura (curioso que en la corrupta Andalucía o Cataluña no se manifestara ni el tato), se podría haber hecho un borrón y cuenta nueva con los partidos nuevos que iban surgiendo: Vox para la derecha, Ciudadanos para el centro, UPyD para la izquierda. Pues el borreguismo patrio sigue votando a los mismos, y encima surgieron los bolivarianos que es la hez de la hez, la casta (universitaria) de la casta, el nepotismo del nepotismo… más de lo mismo, pero de extrema izquierda. No tenemos remedio, y hay que asumirlo. Vox no lo vota ni su padre, UPyD ha implosionado porque Rosa Díez ha preferido ser cabeza de nada antes que unirse a Ciudadanos… y éstos últimos parecen que son la única esperanza para parar a los Pablito-Iglesias y demás compañía siniestra. Eso sí, el PP y el PSOE con su traidor con barbas (Rajoy) y el penoso personaje (Pdr Snchz) que hace bueno a Zapatero, volverán a ser los partidos de referencia. That’s life… Nadie sacará mayoría absoluta en diciembre. A ver en qué queda la cosa (supongo que ganará Rajoy y gobernará con apoyo de Ciudadanos, como en la Comunidad de Madrid. Otro escenario sería el desastre, como una unión de PSOE y Potemos, a la manera del ayuntamiento de Madrid).

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  2. Gracias, Mon, por tus atinados comentarios. Es verdad que los españoles utilizamos las nuevas tecnologías mayormente para ver videos de gatitos. La tecnología no es más que una herramienta, y para sacarle partido hay que querer. Pero, como soy un optimista irredento, no pierdo la esperanza de que un día los votantes asuman su responsabilidad y exijan un trato directo con los gestores de la cosa pública, para evitar que nos sigan tomando el pelo ofreciendo una cara para la galería y otra para los despachos, y utilizando nuestro voto como si fuera una patente de corso en lugar de un mandato concreto vinculado a un programa. La anunciada reforma de la Constitución podría ser una gran oportunidad, si las plataformas civiles y las movilizaciones por internet continúan obligando a los partidos a abrir melones que ellos no se quieren comer. Sigo pensando que internet es el mejor regalo que se le ha hecho a la democracia desde el sufragio universal.

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